Los problemas ambientales relacionados al desarrollo económico y social están siendo desde hace algunas décadas tomados en cuenta cada vez más. El sistema de producción actual ha conducido a una situación crítica de la que no será fácil salir, aun si se pone el mayor empeño. Hasta el momento las soluciones han venido de la mano de cambios tecnológicos, de sanciones, de normativas más estrictas, de establecer impuestos a quien contamine o de subsidios a quien elabore productos ‘verdes’ o amigables con el medio ambiente.
La causa mayor del deterioro continuo del medio ambiente global es el insostenible modelo de producción y consumo, particularmente en los países industrializados. En tanto que en los países en desarrollo la pobreza y la degradación ambiental están estrechamente interrelacionados
Si tales modelos resultan ahora ‘insostenibles’ es porque se evidencia la imposibilidad de seguir manteniendo unos estilos de desarrollo que se han basado históricamente en la explotación del medio ambiente, en general, y del ser humano y regiones periféricas del sistema mundial, en particular. Esta caótica situación fue creada por “la sociedad tecnológica basada en la Revolución Industrial y amparada por el incipiente capitalismo que introdujo en el medio socio económico y ambiental grandes problemas para las generaciones actuales y las futuras. Cada vez hay más conciencia de vivir en una ‘aldea global’ y de protagonizar la era revolucionaria de la globalización que abarca desde la problemática ambiental hasta los procesos socio económicos. Con este progreso científico y tecnológico enorme, el creciente abuso y deterioro de la naturaleza corre a la par del aumento de la pobreza y de la miseria humana para la mayoría de los habitantes del planeta
El desarrollo del sistema capitalista ha llevado a una contaminación generalizada del medio, a la destrucción de la capa de ozono y a la destrucción de los recursos naturales, ya que por la deforestación se pierden por año 17 millones de hectáreas de bosque tropical. Además, cada año se pierden cuatro millones de hectáreas de zonas cultivables, por procesos de desertización.
Para lograr un desarrollo económico acorde con el medio ambiente, es necesario una reducción de la opulencia y el despilfarro en los países desarrollados y una transformación radical de las estructuras económicas que conforman el orden mundial vigente.